PENSAR y ACTUAR.
ADAPTABILIDAD
Hace tiempo que trabajo la adaptabilidad, sobre todo en lo que concierne a la educación de mis peques, pero esta semana me he propuesto enfocarlo en mí, y en el que es ahora mismo mi "punto débil": poder estudiar. Es decir, yo me hago un planning, asumiendo mis limitaciones de tiempo, y no me gusta no poder seguirlo por imprevistos...
- Acción a realizar: asumir que puede haber sucesos que rompan mi planning de estudio.
- Cómo: flexibilizar mi planning semanal.
- Evaluación: observar mi estado anímico (el enfado connota que estoy frustrada por no haber cumplido objetivos). Ver si soy capaz de rehacer el planning sin echármelo en cara.
OPTIMISMO
Mi hija siempre quiere quedar con su "amiga del alma". Se ven en clase, pero quiere quedar con ella también por la tarde. Y claro, hay que aprovechar mientras se pueda estar en la calle porque este año, con la COVID-19, muchos de los planes que hacíamos no vamos a poder repetirlos... ¡pero hay veces que no puede ser! Y entonces se suben las revoluciones y se "acaba el mundo"...
- Acción a realizar: trabajar el optimismo.
- Cómo: acompañar su frustración y ayudarla a ver que puede haber otros días y otros planes.
- Evaluación: ver la duración del disgusto y el modo en que asume que hay que quedar otro día... si se puede.
REFLEXIÓN.
ADAPTABILIDAD
¡Esta semana se ha roto la lavadora! (Parece que me quería poner a prueba). Aparte de lo que supone, teniendo niños en casa, ha conllevado buscar otra y perder una mañana, pendiente de que trajeran la nueva y el técnico la dejara montada. Me ha costado conseguir adaptarme a tener que recortar mis tiempos. Sobre todo, porque lo de ir retrasando el estudio se ha alargado más de lo que pensaba inicialmente.
Y al final he hecho lo que hago en otros casos menos críticos: parar y resetear. No se va a romper la lavadora todas las semanas, ¿no? He reorganizado el plan de estudio sin echarme ninguna culpa, y he estudiado cuando he podido. Sin estrés. Simplemente, se han dilatado un poco los tiempos, y aún me quedan meses por delante. Eso sí, mi cabeza me dice: "por esta semana vale, ¡pero no te relajes, que tienes que estudiar!" Bueno, creo que es cuestión de seguir encontrando el equilibrio...
OPTIMISMO
Esta semana hemos quedado todas las tardes, pero se ha estropeado el plan todos los días (salvo el viernes, ¡por fin!): reuniones, recados de última hora, imprevistos de hermanos... Mi niña se ha llevado un disgusto tras otro. Pero me ha venido bien para el reto, la verdad, porque nos ha tocado conseguir ver el vaso medio lleno cada día. Las revoluciones se han disparado en todas las ocasiones, y el fin del mundo ha llegado. Pero ayer subió y bajó las revoluciones igual de rápido. Tanto, que me impresionó. Sobre todo cuando, de repente, me dijo: "Bueno, a ver si mañana podemos quedar".
Lo único que he hecho ha sido abrazarla, controlar también mis revoluciones, acompañar su emoción y ayudarle a pensar en otros planes. No canto victoria, porque sé que en cualquier momento puede dejarse secuestrar por la amígdala de nuevo. Pero me gustó oír su reflexión y ser capaz de controlar yo también mi impulso de enfadarme con sus gritos y no dejarme arrastrar por la tensión. Creo que las dos hemos aprendido a acortar nuestro rato de frustración.
Aquí dejo mi resumen gráfico de lo que implica ser capaces de incorporar el optimismo y la adaptabilidad a nuestras vidas:
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